Los últimos sucesos que vuelven a repetirse en la ciudad han causado una sensación de inseguridad real. Hoy les informamos de dos atracos muy violentos: uno cometido sobre un taxista y otro sobre un menor, ambos con empleo de pistola que, sea o no simulada, causa el mismo efecto sobre una víctima que se ve violentada. Se trata de sucesos en los que la carga violenta es mayor, algo que se viene repitiendo en los últimos meses, ya que los autores no contentos con llevarse el botín buscado golpean a sus víctimas haciéndoles daño porque sí, por puro placer. En el caso de un menor, la pasada madrugada le robaron el teléfono móvil y le golpearon brutalmente; horas antes a un taxista le arrebataron de la misma forma toda la recaudación que llevaba, golpeándole en el rostro y amenazándole de muerte. Atrás en el tiempo dejamos varios sucesos similares sin esclarecer, en los que han atracado a personas a punta de pistola para después golpearles antes de escapar. Son hechos reales que crean una inseguridad en la ciudadanía a los que se debe dar respuesta lo antes posible. Seguir tildando los hechos de puntuales es un error político claro, como también no dar la cara ante una queja popular que exige respuestas y que deben llegar de la Delegación del Gobierno como máxima responsable de la seguridad. Existe una buena Policía pero lo que no se trabaja es una cobertura amplia para cubrir esos vacíos que están haciendo que los autores violentos se sigan saliendo con la suya.