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La artista manchega, que actúa esta noche en el Auditorio del Revellín a partir de las 21.00 horas, comparte con El Faro algunos de sus intereses y preocupaciones
Con su primer disco, ‘Con derecho a...’ (2013), María Rozalén pese a ser la benjamina de la última generación de cantautores ‘buenrollistas’ (Marwan, Rebeca Jiménez, Luis Ramiro, Paco Cifuentes, etc.), se ha convertido en la heredera de la Bebe de Malo. Recorre en la actualidad toda la geografía española y países como Argentina, Chile, Perú, Colombia y México. Esta noche actúa en el Teatro del Revellín para presentar su segundo álbum ‘Quién me ha visto...’ A las 21.00 horas dará comienzo un concierto en acústico, cercano y adaptado, como todos sus espectáculos, gracias a su amiga Bea Romero (intérprete de signos) con la que dice que forma un pack.
Gracias a su talento, carisma y activismo social, Rozalén es una de las máximas exponentes de la nueva canción de autor. Sumado a su música, la artista está comprometida con multitud de causas sociales. Su nuevo trabajo pasa del ritmo circense, al rock y de la cumbia al bolero a lo largo de 12 canciones con tintes sociales y muy personales. Así, en el tema ‘Berlín’ aborda la emigración de los jóvenes españoles que se han visto obligados a buscar oportunidades fuera. El pasado septiembre reeditó su último trabajo bajo el nombre ‘Quién me ha visto… y quién me ve’. Por este trabajo, la artista acaba de recibir el segundo Disco de Oro de su trayectoria.
Pero Rozalén es más que eso, ella es una “chica de pueblo”, como la joven se define, que mantiene sus amistades “ de toda la vida”, a quien las alfombras rojas le parecen “un circo” y a la que caracteriza una gran naturalidad para conversar, como si de una amiga más se tratase, quien se muestra preocupada e indignada por el rumbo que está tomando el mundo o te comenta que este año ha sido tan intenso que va “a pijo sacao” de un lugar a otro.
–Se le puede ver en numerosos conciertos solidarios y, además, su primera canción trataba sobre ‘los inmigrantes que viajan en patera’. ¿De que versa la última?
–La última letra que acabo de terminar para el nuevo álbum trata sobre las mujeres con cáncer.
–¿Sobre qué asunto social no ha escrito todavía?
–Uf.. sobre un montón... hablar de todo es muy complicado. Suelo escribir de lo que me afecta de forma más cercana. La política me interesa y es un tema preocupante. Cómo se puede volver a votar a quien tanto daño ha hecho o cómo estamos cada vez más gobernados por las derechas, son temas que me generan bastante pavor. Pero sobre todo me genera mucho el odio hacia los migrantes y refugiados. El tema de los refugiados sirios sería un gran asunto sobre el que escribir porque no entiendo cómo alguien puede cerrar la puerta de su casa a quien se está muriendo, personas que huyen porque mueren, que permanecen meses en condiciones infrahumanas, acuden pidiendo ayuda y se les deniega, es algo muy cruel.
–¿Cómo se explica esa actitud de la sociedad?
– No lo sé. Hay momentos en los que parece que vamos adelante, pero claro, me muevo en un entorno muy guay. Cuando sales a la calle y ves el mundo, vuelves a tener los pies sobre la tierra y compruebas la realidad en la que vivimos. Egoísmo, carencia de empatía.. yo que sé. ¿Existe alguna explicación?
– Abarcar temas sociales o políticos en sus letras, haciendo en parte una crítica. ¿Cree que ha sido una factor determinante para alcanzar el éxito?
–Creo que ha sido una combinación de diferentes factores. Me siento apoyada para utilizar las herramientas de las que dispongo y actuar según mis valores. Habrá gente que lo valore y otra que valore solo mi música. El tema del compromiso social es un orgullo porque son aspectos que me preocupan y florecen en mis letras, pero también hay que alternar temas, creo que ahí esta la clave, dar una de cal y otra de arena.
–Ha sido también pionera en realizar sus actuaciones y videoclips simultaneando la lengua de signos. ¿Cómo surge la idea?
– Fue pura casualidad, surgió en primer lugar por la belleza de esta lengua. Beatriz Romero interpreta mis canciones de una manera especial, es una artistaza. Juega con el significado, no lo literal... Y tenemos una manera muy parecida de ver la vida, que queda reflejada en la sensibilidad y el humor de nuestras interacciones. Ya no sabría actuar sin ella. Si no está sobre el escenario me siento sola, como que falta una parte de mí, somo un pack.
–¿Qué siente cuando escucha a algunos como Sabina que la han bautizado como la nueva Chavela Vargas?
–(Risas) Joaquín es un exagerado... Ojalá algún día pueda ser así, pero no ahora. Lo que más me preocupa es que mi música llegue y toque el alma. Ese título tan grande lo dejaremos para más adelante.
–¿Cuál ha sido el momento más decisivo de su carrera?
–Cuando decidí firmar con la discográfica. Empecé mi carrera de forma independiente, y a pesar de que me oponía un poco a este proyecto, todo ha cambiado mucho desde que firmé ese primer contrato, no fue un cambio radical, pero se notó.
–¿Comentan que el título de su último álbum ‘Quién me ve...’ vino propiciado porque es la frase que más se repite en su entorno?
–Si es cierto, quién me ha visto y quién me ve... yo soy una chica normal, de pueblo. Las alfombras rojas me parecen un circo, ya empiezo a arreglarme el pelo, pero lo de llevar tacones... Me voy acostumbrando o más bien intento adaptarme a este nuevo mundo, a que te reconozcan, te critiquen y todo el mundo hable de tí sin conocerte, pero sigo siendo la misma que cuando empecé.
–Ha estado viajando mucho en sus conciertos, últimamente por Iberoamérica y este año ha ido también a Ghana. ¿Qué se aprende por el mundo?
–De todo, es abrir la mente. Creo que debería ser una obligación y no un derecho.Te hace ver todo desde otra perspectiva.
–Y después de girar por medio mundo, al fin se deja caer por Ceuta...
–¡Al fin! Tengo muchas ganas de llegar. Es de los poquitos territorios de España que me faltan por descubrir y me suscita mucha curiosidad por conocer su gente, respirar su ambiente. Sé que hay una gran mezcla y multiculturalidad y es uno de los aspectos que más interés me genera.