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Algunos de los compañeros del acusado en el Resguardo Fiscal conocían al ‘narco’ pues era un habitual en las instalaciones portuarias
La quinta sesión judicial en la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta estuvo protagonizada por las comparecencias de agentes de la Guardia Civil, compañeros del acusado en el Resguardo Fiscal. Todos ellos fueron preguntados por cómo funciona el control de embarque de vehículos y las funciones que realiza cada agente de la Benemérita. Pero una de las declaraciones se desmarcó de las demás, pues sostiene una de las principales líneas de la acusación pública en base a la investigación de Asuntos Internos de la Guardia Civil. Uno de esos agentes llamó al acusado por teléfono un día, interesándose por el número móvil de un conocido narcotraficante. Éste le dijo que no lo tenía, pero el testigo aseguró al tribunal que “le pedí el teléfono de ‘Musa’ porque sabía que se conocían”. No obstante, precisó que quería el teléfono de esta persona en cuestión por el interés que tenía en la adquisición de un vehículo de una marca determinada.
De hecho, con esta declaración tan contundente finalizó la comparecencia del agente de la Guardia Civil que compareció a través de videoconferencia. Pero al igual que él el resto de compañeros de la Compañía Fiscal del puerto en los años en los que se enmarca la investigación coincidieron en que ese conocido traficante era un habitual en las instalaciones portuarias, pues acudía a la cafetería del puerto con cierta frecuencia. Por ello, no solamente era conocido por el acusado sino también por algunos de los agentes que ayer declararon en el juicio y que por su labor en el puerto también conocían a esta persona.
Los agentes explicaron, uno a uno, a preguntas de la Fiscalía y la defensa, cómo funciona el control de embarque de vehículos. Los guías caninos están en los carriles de embarque e inspeccionan cada vehículo. Si el perro marca el coche, el guía entiende que el automóvil bien lleva droga en su interior o al menos existen sospechas. Es en ese momento en el que interviene el mecánico o el guardia de cabotaje, función que cumplía el acusado en 2011 y años anteriores. Inspecciona el vehículo y si encuentra algún indicio de que pudiera esconder droga en un hueco natural del coche o en un doble fondo practicado en el mismo se encarga de su desmontaje y extracción.
Así también lo explicó en su día el propio acusado, como los agentes de la Policía Nacional que también participan del control de embarque de vehículos del puerto, si bien estos últimos, en cuanto al control documental.
Cómo es el control portuario
Los agentes declarantes ayer explicaron que tanto los guías caninos como los mecánicos están en los carriles de embarque durante este proceso. No es habitual ni frecuente que en el momento del embarque un guardia se ausente de su puesto de trabajo. Es más, sólo los agentes podrían tomarse un respiro cuando termina el embarque de vehículos, tanto si son turismos como camiones, precisó uno de los testigos.
Todos los comparecientes dijeron conocer al acusado únicamente por su relación laboral. Y todos conocían la afición del hombre por los coches y sus reparaciones. “Siempre estaba arreglando cosas, le gusta mucho. Compra coches de segunda mano, los arregla y los vende”, aseguraron. Así pues, la defensa quiso constatar que los compañeros de su cliente conocían que, además de su trabajo como guardia civil, obtenía ingresos de una afición que, no obstante, resultaba rentable para la pareja, como ya explicó en la primera sesión judicial. Ninguno de los guardias civiles comparecientes dijo haber notado nada especial en el “nivel de vida” de su compañero.
Las sesiones judiciales se reanudarán la próxima semana en la Audiencia con más comparecencias en este juicio seguido contra un guardia civil y su esposa por delito de blanqueo de capitales y otros hechos delictivos, que se prolongará durante un mes y medio.