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La descarga, que se ha producido junto a un módulo residencial de la prisión, ya ha ocasionado los primeros problemas de salud
Justo el día en que los Reyes Magos hicieron su entrada en Ceuta el sindicato de prisiones, Acaip, también les daba la bienvenida y anunciaba a los ceutíes el regalo con el que habían amanecido desde la prisión de los Rosales. “Con la llegada del 2017 han venido los nuevos propósitos, en virtud de los cuales se ha obrado la transformación mágica, convirtiendo la escombrera en un estercolero infecto en el que se han producido varios episodios de náuseas y vómitos perjudiciales para la salud, y que sin duda se verían agravados con la subida de temperaturas si no se anula el hecho causante”, explicaban en un escrito que durante estos días han difundido a través de diferentes redes sociales.
El sindicato denuncia que “aunque suene a inocentada propia de estas fechas” la prisión de Los Rosales ha obsequiado a sus trabajadores, a los residentes y a los visitantes “con la descarga de un enorme cargamento de estiércol orgánico” que ha sido volcado por “orden superior” y del que opinan que “podría ocasionar serios problemas de salud pública”, comentan desde Acaip.
La descarga que se ha producido dentro de prisión junto a uno de los módulos residenciales, ya ha ocasionado los primeros episodios de náuseas y vómitos entre trabajadores e internos afectados por la “intensa fragancia del regalo”, así como quejas entre los familiares de los internos, “menudo regalo de bienvenida del año nuevo con el que nos obsequian los que mandan aquí: por lo menos si hubieran descargado carbón no olería a mierda en todo el recinto”, espetaron.
Fuentes sindicales manifestaron desconocer la finalidad de este “regalo envenenado” en forma de descomunal cargamento de estiércol con el que “se podría abonar alguna hectárea de terreno hortofrutícola del que carecemos en este centro”, comentaban. Además ya en el ejercicio de 2016, los sindicatos de Los Rosales denunciaron que el Equipo de Dirección había convertido el Establecimiento en una auténtica escombrera, debido al continuo acometimiento de obras inacabadas “sin afrontar en cambio ninguna de las que son necesarias”.