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Las pastelerías de la ciudad congregaban ayer a multitud de ceutíes que se daban cita por llevarse el dulce manjar a sus hogares
Llevaban toda la semana calentado el horno y los ingredientes preparándose para el gran día y satisfacer los paladares de los ceutíes más dulces y los que no son tanto, porque el roscón es el ‘rey’ de la jornada y nadie se resiste a su cata, por ello los hay para todos los gustos y bolsillos, y es que el tradicional dulce del día de Reyes evoluciona y se adapta a todas las demandas del público.
Pasarse ayer por una pastelería de la ciudad era encontrarse con aglomeraciones de ceutíes que hacían cola para llevarse el dulce manjar a casa. Desde primera hora de la mañana los establecimientos registraron una gran afluencia de clientes que madrugaron para no quedarse sin un bocado, pero ya desde horas más tempranas los artesanos se encontraban con las manos en la masa. El Faro se sumergió en el obrador de la pastelería La Campana para descubrir el secreto de este tradicional dulce. En esta cocina el equipo de pastelería trabajó ayer a marchas forzadas para poder realizar los 4.000 roscones previstos entre ayer y hoy, más que el pasado año, eso sí, siempre con “cariño y amor”, como claves para que quede perfecto, comentaba el encargado, José Manuel Quero. Quien destapó la antigua receta que su pastelería utiliza cada año.
El dulce está elaborado a base de harina, huevos, margarina, azúcar, ralladura de limón y agua de azahar, más tarde se decora con fruta confitada emulando las joyas reales. Con la masa preparada y habiendo cumplimentado el proceso de fermentación, en La Campana proceden a la elaboración del ‘rosco’, que puede presentar diferentes tamaños: pequeño, mediano o grande e incluso medidas de dimensiones especiales, previo encargo. Fermentada la masa se procede al ‘golpe de horno’, no más de 15 minutos. Finalizada la coción se continúa con el relleno, en caso de que lo lleve, y a la colocación de la fruta confitada. “La clave está en que se cumplan los tiempos, de ello va a depender que salga un producto tierno”, explicaba Quero. Aunque los tradicionales rellenos siempre han sido nata, crema o trufa, ya en tiempos más recientes el cabello de ángel también se coló entre los ingredientes. Y ya en los últimos años la pastelería sigue acorde con las tendencias sociales y las demandas de sus clientes, por lo que también se pueden adquirir roscones rellenos de Kinder Bueno o Crema Sin Azúcar. Aunque destacaba Quero que el preferido de los caballas es el de “nata y crema. Es el que más nos piden”.
Este año la gran novedad va destinada al público infantil. Ya se veía desde comienzos de las festividades carteles en la pastelería donde ofrecían roscones para niños, y es que la tradicional corona irá acompañada este año por los ídolos de los más pequeños. Figuras de la Patrulla Canina o de Trolls convierten desde ayer a los niños caballas en los reyes de la casa, siempre que tuvieran la suerte de encontrarlos en su trozo de roscón. Y es que tradicional o menos tradicional nadie faltó ayer a la cita de comprar el manjar más dulce para ofrecer a Sus Majestades llegadas desde Oriente.
La historia del roscón
Los orígenes de este dulce se remontan a una costumbre pagana asumida por el cristianismo. Torta redonda plebeya, compuesta de dátiles, higos y miel, que endulzaba por un día la vida de los esclavos romanos. Al degustarla buscaban con devoción el haba seca en su interior, que, contrariamente a la actualidad, representaba la futura prosperidad y la libertad deseada.
Una tradición perdida durante siglos que recuperaron en Francia, donde comenzaron a comercializarlo y distribuirlo para la aristocracia francesa, con una moneda en su interior, por expreso deseo del joven rey Luis XV, tras declararlo como su postre favorito. Más tarde llega a España de manos de su tío Felipe V.
Con los años, la tradición ha ido cambiando algunos detalles, el haba que originalmente simbolizaba la prosperidad fue adquiriendo un valor negativo. Una experiencia cuya eficacia tiene una duración contrastada desde hace más de doce siglos. Tras comer el roscón celebramos los deberes cumplidos y damos paso al epílogo dulce navideño.
El roscón y su masa aromatizada con agua de azahar, decorada con gemas y esmeraldas frutales escarchadas, convocan a miles de admiradores. El roscón de Reyes despide la Navidad por todo lo alto.