Es un apasionado de todo lo que hace. Por eso sé que su libro ‘15 Cuentos de Poniente y 1 de Levante’, nacido de un amor absoluto, tendrá éxito. Tiene que tenerlo, porque lleva el ‘sello Germi’, es decir, la pasión, el cuidado, la atención. Mañana toca presentarlo en Madrid, pero en su agenda inmediata figura también Ceuta, y es aquí donde se concentrarán los muy buenos amigos que tiene en esta tierra. Porque a Germinal se le quiere, se le quiere como es, se le quiere por cómo te responde en los momentos en los que se necesita escuchar unas palabras. Y eso no abunda.
A Germinal lo conocí cuando, siendo becaria en El Faro, apareció por la redacción. Era el año 1998, miren si ha llovido. Después nuestros caminos se han cruzado en muchas intervenciones relacionadas con la inmigración por su puesto de responsabilidad en Cruz Roja. Hay imágenes que nunca se borran de la memoria, como la de ese Germi absolutamente derrotado, frustrado, abatido, tras comprobar que nada se pudo hacer por salvar la vida de un subsahariano que terminó ahogándose en los isleros. La imagen de Germi era la del sufrimiento, nacía del corazón, cuya fuerza dice ahora que le ha llevado a escribir este libro de cuentos y a toparse en el camino con las personas clave para conseguir esta maravilla. En El Faro llevamos varios meses teniendo el lujo de publicar sus colaboraciones, que constituyen un auténtico revulsivo a nuestras conciencias. A nadie dejan indiferente, son marca de quien sabe dónde tiene que colocar la puntilla. Se agradecen, constituyen la guinda al producto que hacemos en esta Casa que también es la suya. Sé que detrás de este ‘15 Cuentos de Poniente y 1 de Levante’ hay muchísimo amor y estoy segura de que alcanzará a todo aquel que termine leyéndolo. “Los cuentos hay que disfrutarlos como son, llenos de magia”, dice el autor. Hace tiempo que Germinal repartió magia entre quienes le queremos, ahora toca leerla.