Cuando hablamos de un Gobierno de Mariano Rajoy, se hace con todo el sentido de la palabra. El gallego resulta que al final hace lo que quiere y por donde no quiere pasar no pasa. Está muy claro que su equipo económico no se tocaba, porque entiende que ha funcionado muy bien durante la legislatura y ha seguido. Ahí tenemos los casos de Luis de Guindos, Cristóbal Montoro y Fatima Báñez. Que a su mano derecha nadie la iba a toser, nadie la tose: se reafirma como única vicepresidenta y tendrá el peso de la negociación con las demás fuerzas políticas y con las autonomías, al asumir la competencia de Administraciones Públicas. Que María Dolores de Cospedal tenía que entrar en el Gobierno estaba claro, pero no podía chocar con Soraya. Con lo cual, al Ministerio idóneo, el que resulta ser un Gobierno dentro del mismo Gobierno: la cartera de Defensa. Y también lo que funciona no se toca y si Rafael Catalá tiene templadas las gaitas en Justicia no era cuestión de moverle a Fomento, aunque allí también hubiera podido triunfar. En caras nuevas contamos con el nuevo ministro de Exteriores, un diplomático de la cuerda del Partido Popular y que nunca ha estado en primer línea, pero es de plena confianza de Jorge Moragas que prefiere seguir como mano derecha de Rajoy en la Moncloa. Se cuenta la anécdota de que ya en los últimos tiempos de Zapatero, para una negociación importante en Bruselas, Moragas pidió a Exteriores que participara Dastís en la comitiva española. Y de la Moncloa ha salido por fin Álvaro Nadal para hacerse cargo de Industria, Energía y Agenda Digital. Por fin, uno de los cerebros económicos del PP llega a un departamento ministerial. El ex-alcalde de Santander, De la Serna, se hará cargo de Fomento y Zoido, un juez, que ha hecho casi toda su carrera política en Andalucía de la mano de Javier Arenas en un primer tiempo y luego en solitario, se hará cargo de Interior. Uno de los Ministerios más problemáticos y con más discusiones en los últimos años. Porotro lado, estoy seguro que será una agradable sorpresa la presencia de Iñigo Méndez de Vigo como portavoz del Gobierno, además de continuar con la cartera de Educación.
Una clara demostración de un Gobierno de Mariano Rajoy para Mariano Rajoy, donde queda muy claro que sigue siendo la piedra angular de un proyecto que se llama Partido Popular.