La pasada madrugada, el puerto fue escenario de una auténtica batalla campal. Varios menores arrojaron piedras destrozando lunas de coches y autobuses además de importantes daños en las marquesinas de acceso a la estación marítima. Esto se suma al robo continuado de piezas a la vista de todos, generando una sensación de inseguridad además de una nefasta visión para las personas que llegan al puerto de Ceuta. La pregunta es clara, ¿quién responde de estos daños? Comenzar una alocada campaña contra los MENA no tiene sentido alguno. ¿Acaso los críticos no entienden que no cabe solución para evitar su presencia en las calles? El centro de Hadú no es internamiento y hoy por hoy las leyes funcionan así y los menores, una vez que son identificados y trasladados al albergue, pueden escaparse. De hecho, lo hacen. Esto genera una sensación de hartazgo no solo entre los ciudadanos, también entre las propias fuerzas de seguridad. Sabemos que tenemos un problema, además grave, pero no se le busca solución. Lo ocurrido la pasada madrugada es grave, pero igual lo es que decenas de menores correteen por los techos de la estación sin que nadie pueda hacer nada. ¿Hasta cuándo?, ¿hasta que uno se precipite al vacío?, ¿entonces qué? Estamos asistiendo a una situación de riesgo diaria y conocida por todos, en la que no caben excusas. Si hoy no se buscan soluciones más allá de la crítica fácil e insensata que se lee en foros, las autoridades estarán incurriendo en un error de bulto con complicada escapatoria. Urge la adopción de reformas y medidas para que lo que hoy es normal -ver a menores en la calle- no lo sea y dejemos de estar atrapados en este esperpento ridículo.