La actriz Carme Elías hipnotizó a un abarrotado Auditorio a través de su actuación en el papel de la conocida editora de moda con la obra Al Galope
Una fascinante historia narrada Al Galope por una fascinante mujer fue la función de la que anoche pudo disfrutar un Auditorio repleto de caras entusiastas que inauguraba su temporada de espectáculos.
Carme Elías se metió en la piel de Diana Vreeland, editora de las revistas Harper’s Bazaar y Vogue, y en noventa minutos realtó, de manera brillante, la vida de esta poderosa mujer que se convirtió en una de las periodistas de moda más influyentes de todos los tiempos.
Deslumbrante, así se puede calificar Al galope, un brillante y corrosivo monólogo escrito por Mark Hampton y Mary Luise Wilson basado en la vida de Diana Vreeland. El texto es el retrato de la periodista en un punto de inflexión de su vida, cuando ella regresa a Nueva York después de un largo viaje por Europa que inicia al ser despedida de Vogue. Elías hizo un auténtico recital de elegancia y clase en un Revellín que abrió su telón con discreto aforo, que aún así se entregó a las exigencias de la actriz. A lo largo de poco más de una hora de duración la actriz fue desgranando los episodios más importantes de la vida de aquella excéntrica mujer e inevitablemente hizo que todos los asistentes quedasen atrapados en su red. La actriz creó tal magnetismo entre el público que hasta los menos interesados en el mundo de la moda quedaron enganchados a la historia, y sobre todo, a su forma de ser narrada.
En un apasionante relato, Vreeland narra sus sorprendentes comienzos profesionales en Harper’s Bazaar, la relación con su marido, su encuentro con Josephine Baker en el cine, o su increíble cena con Coco Chanel. Todo ello, mientras se encuentra en el maravilloso salón de su casa, liada con los preparativos de una cena y contando las divertidas anécdotas de su viaje por Europa que la ha llevado a Londres, París, Milán y Madrid. Es increíble cómo la que fuera editora de Vogue transmite su pasión por la moda conquistando a los espectadores, que quedaron fascinados con un discurso plagado de pasión y de frases célebres.
Extraordinario trabajo en la dirección y en la puesta en escena. La acción no decayó en ningún momento y Carmen Elías jugó con todos y cada uno de los elementos de la escenografía. Recibió continuas llamadas telefónicas, fumó sin parar, se sirvió copas, cogió el periódico, jugó con la capa, tuvo varias conversaciones con su criada por el interfono, puso música o colocó las flores. La actriz recorrió cada centímetro del escenario, se sentó, se levantó, se recostó en el sofá, se estiró o se tumbó en el suelo.
La obra mostró a una mujer alterada y altiva, pero al mismo tiempo descubrió su fragilidad, sus debilidades, sus intentos por mantener la serenidad y la firmeza en ese delicado momento de su vida, se trataó de un interpretación en la que se reflejótambién el lado más humano de este icono de la moda y dejó fuera muchas de sus sombras. Elías merece una calificación de sobresaliente con una elegante y poderosa interpretación.