La Audiencia Nacional ha respaldado la investigación sobre las prácticas que se llevaron a cabo en Guantánamo tras la querella presentada por uno de los presos, después de que se haya reconocido de manera oficial que hubo prácticas que rozaron la tortura, tal y como ha publicado el diario ‘El País’. Entre esas prácticas se alude al empleo de perros o al uso de excesivo frío o calor además de alterar las noches de sueño de los presos con tal de influir en su conducta. Jamil Abdulatif El Banna y Omar Deghayes son dos de las víctimas de esos presuntos malos tratos cuyos casos se investigan ahora en la Audiencia Nacional, lo que ha llevado al juez Pablo Ruz a solicitar que preste declaración como imputado el presunto responsable de la aplicación de esas técnicas, el general Geoffrey Miller, que fue primer mando en Guantánamo.
Tal y como ha publicado el diario de tirada nacional, la petición está aún pendiente del informe del fiscal y será, tras el mismo, cuando se concluya la decisión del juez . El caso, que fue iniciado por Baltasar Garzón, investiga un posible plan autorizado y sistemático de tortura que se habría cometido contra varios presos de Guantánamo, entre ellos el ceutí Hamed Abderrahaman Ahmed, Hmido, además del palestino El Banna, Omar Deghayes (de Libia) y el marroquí Lahcen Ikasrien.
Tal y como ha informado ‘El País’, los magistrados de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional acordaron durante su deliberación del pasado viernes rechazar el recurso del fiscal contra la admisión de la querella de Ikasrien. La fiscalía pedía que se archivara alegando la reforma de la jurisdicción universal que obliga a que la víctima tenga nacionalidad española o presente “algún vínculo de conexión relevante con España”. Por escasa mayoría, la Sala decidió que Ikasrien tenía suficiente arraigo en España y ordenó seguir la investigación. La decisión supone un claro respaldo a la investigación. El fiscal, que se opone a ella, había puesto como condición para la admisión de la querella de Ikasrrien que la planteara previamente en EE UU, al considerar ese país “preferente” por la nacionalidad de sus presuntos autores.
El ceutí Hmido ha rehecho su vida en la barriada del Príncipe después de quedar absuelto y tras años de defensa de su inocencia. Ahora tiene su propio trabajo pero arrastra algunas lesiones, sobre todo psíquicas, por las torturas que sufrió en la base americana.