Durante estos días hemos podido escuchar que las opiniones equivocadas de la ya ex-consejera de Asuntos Sociales en el Senado le habían hecho un daño irreparable a Ceuta. Es harto difícil catalogar ese presunto daño irreparable. Desde nuestra opinión lo que de verdad si hace daño a la imagen de nuestra ciudad es que salga un político, que aspira a ocupar un escaño en la próxima Asamblea y afirme que en Ceuta hay racismo. La generalización es muy peligrosa, porque no es verdad. Ceuta no es racista. Habrá algunos de sus ciudadanos que, a lo mejor, lo sean, pero no el conjunto de la ciudadanía. La convivencia ha sido y será siempre uno de los pilares de nuestra sociedad. Pero hablar de racismo porque estamos en elecciones es jugar a la ruleta rusa. Porque cosa distinta es que sea necesario continuar dando pasos hacia la cohesión social, hacia una sociedad más justa y más solidaria. Eso si es verdad. Es un problema diagnosticado y para el que se toman soluciones, les gusten más a unos que a otros. Todos reconocemos que queda mucho camino hacia la igualdad plena, pero se ha avanzado mucho y decir lo contrario es mentir a los ciudadanos.