La empresa de autobuses está entre la espada y la pared. Por un lado, su obligación de ofrecer un servicio público que tiene concedido por parte de la Ciudad y por otra, la defensa de sus trabajadores. Y en ese conflicto de intereses es muy lógico que en primer lugar busque la defensa de la integridad de sus trabajadores, porque los mismos están expuestos a una serie de problemas que cualquier día pueden terminar con una desgracia y antes de que ocurra cortan por lo sano. Es posible que esa suspensión de la línea a partir de las cinco de la tarde se adelante a las dos cuando se reinicie el regreso de los escolares de las vacaciones. Porque están seguros que la rotura de cristales está garantizada. Por esta razón como no haya una vigilancia por parte de los cuerpos policiales cortarán por lo sano. Quedan unos días para que todas las partes se puedan reunir e intentar solucionar el conflicto, el cual no es nada fácil porque pasa por la presencia de agentes en las horas de mayor conflictividad.