Alfredo Redondo Penas, de 34 años y natural de Reus, presenta esta tarde su libro ‘Voluntarios catalanes en la Guerra de África’.
Este licenciado en Historia que trabaja en la delegación territorial de Tarragona del Archivo de la Generalitat de Cataluña trabajó durante casi cinco años en la redacción de este libro, usando para ello sus ratos libres. Además, ha publicado anteriormente otros títulos relacionados con la historia de la Guerra de África, especialmente sobre su gran héroe, el general Prim. Lo que hoy se presenta es la traducción al español editada por el Archivo General de Ceuta de un libro que fue redactado originalmente en catalán por el mismo autor.
–¿Qué papel jugaron los catalanes en la Guerra de África?
–Eran 466, que formaron una unidad que entró en combate en el punto álgido de la contienda. Llegaron el día 3 de febrero; eran personas sin experiencia militar, pero que solicitaron ir al frente. Al día siguiente, en el primer combate, 90 de ellos causaron baja en Tetuán. Intervinieron después en la batalla de Wad Ras, tras la que sólo quedaron 250 de aquellos 466 que comenzaron la aventura. Finalmente, llegaron a Barcelona 237 de los que habían salido.
–Aquellas bajas, ¿se debieron al combate estrictamente o a enfermedades como la malaria?
–Es cierto que las enfermedades y la falta de higiene causaron un gran número de bajas entre los soldados, pero en este caso del cuerpo de voluntarios catalanes no fue así. Las bajas se produjeron en combate o a causa de las heridas que posteriormente se complicaron.
–¿Qué les lleva a tantas personas a presentarse voluntarios?
–Debemos entender que era un contexto de crisis, en el que apenas había trabajo. Además, se prometía un sueldo, y una remuneración en caso de conseguir alguna condecoración. En alguno de estos casos, incluso se podía conseguir una pensión. El participar en la guerra sirvió, para algunos, como ocasión de obtener después un empleo. Algunos continuaron la carrera militar, y otros terminaron como funcionarios municipales, por ejemplo encargados de custodiar el cementerio local.
–¿Cuál fue su rendimiento como unidad de combate?
–Ganaron alguna que otra cruz de San Fermando, así como la de María Isabel Luisa, que precisamente estaba remunerada con 10 y 30 reales. Además, cabe destacar que nada más llegar a Fuerte del Río Martín fueron recibidos por el general Prim, que les dedicó una arenga en lengua catalana. Les dijo: “Catalanes, bienvenidos seáis al valiente ejército de África que os acoge como camaradas”.
–¿De dónde eran mayoritariamente estos voluntarios entre lo que es Cataluña?
–Casi todos de Barcelona, pero hay varios de Tarragona. Eso se puede explicar porque el general Prim, gran héroe de la contienda tras la batalla de Castillejos sobre todo, era de Reus.
–¿Se puede interpretar esta participación de catalanes en la Guerra de África con algún tipo de simbolismo?
–Pienso que no. Simplemente era una época de crisis, y hubo otros grupos de voluntarios, como el de vascos, en el que iba mucha más gente. Por ejemplo, desde algunas voces se ha intentado identificar el uniforme de los catalanes como una especie de cuna del nacionalismo. Bien es cierto que llevaban el uniforme típico del campo, pero al igual que ellos iban con su barretina, los vascos iban con su txapela.
–¿Qué balance haría de la intervención de este grupo de voluntarios catalanes?
–Fue llegar y besar el santo, entraron en combate al día siguiente, a pesar de no tener entrenamiento militar.