Ya es una realidad. Lo que durante varias décadas ha sido un sueño ya está en nuestras manos. Se hizo esperar pero un gol de Iniesta en el último suspiro evitó los penaltis y puso en pie a todo el país. Un partidazo de infarto en el que Casillas fue uno de los benditos culpables de la victoria roja nos llevó a la gloria. Como no podía ser de otra forma, Ceuta se sumó a la fiesta como ya lo hizo cuando pasamos a la fase final y después le ganamos a Portugal, Paraguay o Alemania. Algunos lo vieron en casa, otros en bares y muchos optaron por vivir este inolvidable momento entre la multitud en la Ribera para que el grito de “¡campeones, campeones!” se oyera en cualquier rincón. Ahora, a disfrutar, que todo el país lo merece. Antes éramos los mejores, ahora, además, campeones.